lunes, 14 de septiembre de 2009

Trileros.

¡Qué poquito respeto nos tienen!....

Hablo de lo de Benidorm.

Pongamos, por un poner que lo que nos dicen es cierto. Que los doce concejales del PSOE se van, abandonan el partido para, de manera legal (sin faltar al pacto antitransfugismo), y con ayuda de un concejal del PP, plantear una moción de censura al alcalde.

Pongamos que estos concejales actúan movidos únicamente por una cuestión de responsabilidad.

Pues bien, si todo esto es así me pregunto:

¿Cómo es posible que el PSOE acepte de buenas que les birlen la representación en una alcaldía tan importante como la que hablamos?.

¿Cómo es posible que el concejal del PP no piense que al unirse al PSOE deja de representar a aquellos que votaron una lista en la que él estaba?.

¿Cómo es posible que el PSOE no salga reclamanado que los concejales son suyos, que ha de pertenecer a su partido y que estos que se van no pueden ser representantes del pueblo ya que fueron elejidos en unas listas que llevaban el membrete con el puño y la rosa y ahora reniegan de ella?.

¿Cómo se explican que permanezcan impasibles ante semejante robo?.

Puede que formalmente, al dejar el partido, el PSOE, no sea parte en la acción que consiste en usar a un concejal del PP para arrebatar la alcaldía a la lista que por mayoría salió elegida en las elecciones. Pero en este caso los formalismos no importan. Lo importante es que la voluntad popular que se reflejó en unos resultados electorales, en una cantidad de votos para tal o cual lista, se ve ninguneada, se desoye a la voz del pueblo.

Los concejales dejan el PSOE pero no dejan su acta de concejal. Y sólo se puede entender el silencio del PSOE desde la complicidad del mismo en todo este asunto. Lo del concejal del PP no tiene nombre.

Firman pactos y los rompen, les dan la vuelta para saltárselos a la torera, nos cuentan milongas sentimentales para hacernos creer que lo blanco es negro y se quedan tan panchos.

Lo peor de todo es que nos hemos acostumbrado a ello, nos resulta normal y nos conformamos con decir que todos los políticos son iguales y así, una vez y otra, nos vuelven a robar la cartera.

Las votaciones, las elecciones son algo demasiado serio como para que se juegue de este modo con ellas, los resultados de las mismas no son fichas de un Monopoly político, son parte mi voluntad y la de mi vecino y se merecen un respeto.

Puede que todo esto se acabase si en vez de votar una lista votásemos personas. Los electores del PP nunca votarían a uno que va en contra de sus compañeros de partido y se cuidarían mucho de hacer o votar algo que fuese en contra de lo que piensan mayoritariamente los que el han elegido.

Así de simple, así de sencillo. Y todos estos trileros a la calle.

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