viernes, 29 de enero de 2010

Políticos de ayer y de hoy.


Desayunamos con que el paro ha vuelto a crecer. Desayuno de tostada de brotes verdes transgénicos que no saben a nada, leche desnatada por una crisis que nació tarde y ya criada aderezada con un café de achicoria por lo demás descafeinado.

El paro crece, crece desde hace ya mucho, demasiado tiempo.

Comenzó a despertarse con una crisis que el gobierno negaba y siguió creciendo cuando por fin, incapaces de ocultar un sol que nace cada día, le echaron la culpa de ella a los bancos extranjeros.

El paro no deja de aumentar, se cuela entre el tupido follaje de los inexistentes brotes verdes de mi desayuno, resulta ser mucho más veloz que la desaceleración y aún más descarado que la tímida recuperación de la economía.

No estudié para banquero ni para adivino así que no puedo saber quién es el culpable de que esto suceda, me pierdo entre conceptos tan abstractos como inquietantes, el PIB, la encuesta de población activa o el nivel de confianza empresarial. Lo que si se es que el gobierno usa el lenguaje como aquel tahur que jugaba con cartas marcadas.

Desde aquella vergonzante promesa electoral a las últimas declaraciones en las que el ministro de trabajo dice que "se ha producido una atenuación del desempleo".


El desempleo no se puede atenuar, se puede atenuar el color de una pared haciendo que pase del azul oscuro al celeste, se podrá atenuar el nivel de ruido pasando del grito al susurro pero atenuar de menos a mas no es posible, es como subir hacia abajo.

Y estos son los políticos que nos gobiernan, buhoneros charlatanes que nos quieren vender la pócima de la eterna juventud, el pelapatatas que pela sólo y la piedra filosofal, todo en uno.

Yo no quiero esto, quiero políticos que miren de frente y digan que ha vuelto a subir el paro y que es un dato pésimo, políticos que no mientan, que no busquen una huída hacia delante, quiero que me miren a los ojos y me digan que apenas pueden ofrecerme algo que no sea "sangre, sudor, lágrimas y esfuerzo". Eso quiero.

Políticos valientes, sin miedo y apego al cargo. Políticos de raza, de nivel. Políticos que traigan un nuevo modo de hacer política que como casi todo, puede que ya esté inventado y por desgracia, olvidado.

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