Se puede estar de acuerdo con la política económica del gobierno, o no.
Se puede considerar que las declaraciones del gobernador del Banco de España son más o menos adecuadas.
Se puede creer que los sindicatos son leales, traidores, vendidos o comprados.
Pero las formas no pueden perderse. No se puede argumentar con insultos. Las ideas no se transmiten a través de palabras soeces, con exabruptos o a voces.
Me refiero a estas declaraciones de José Ricardo Martínez, secretario general de UGT en Madrid.
Intentar convencer a los trabajadores dándoles esa especie de pan y circo en forma de violencia verbal sólo puede significar dos cosas. Que el orador carece de los argumentos necesarios que sostengan sus afirmaciones o que considera a su auditorio incapaz de comprender algo más que insultos y palabras malsonantes.
En ambos casos el panorama que se ofrece es desolador. Se necesita otro tipo de representante de los trabajadores. Se necesita otra forma de hacer política.
Se puede considerar que las declaraciones del gobernador del Banco de España son más o menos adecuadas.
Se puede creer que los sindicatos son leales, traidores, vendidos o comprados.
Pero las formas no pueden perderse. No se puede argumentar con insultos. Las ideas no se transmiten a través de palabras soeces, con exabruptos o a voces.
Me refiero a estas declaraciones de José Ricardo Martínez, secretario general de UGT en Madrid.
Intentar convencer a los trabajadores dándoles esa especie de pan y circo en forma de violencia verbal sólo puede significar dos cosas. Que el orador carece de los argumentos necesarios que sostengan sus afirmaciones o que considera a su auditorio incapaz de comprender algo más que insultos y palabras malsonantes.
En ambos casos el panorama que se ofrece es desolador. Se necesita otro tipo de representante de los trabajadores. Se necesita otra forma de hacer política.
4 comentarios:
"las formas no pueden perderse. No se puede argumentar con insultos. Las ideas no se transmiten a través de palabras soeces, con exabruptos o a voces."
Muy de acuerdo. Inevitable referencia.
Saludos cordiales.
Totalmente de acuerdo. No así con Funes memorioso. Entre la manera del líder sidicalista y al de Carlos Gorriarán media un abismo.
No son comparables.
Buenos días, Anónimo.
He contestado en mi blog al argumento del abismo (traído por Upeydista):
Es verdad que media un abismo. Pero -yo también tengo un 'pero' :) - Gorriarán es el segundo máximo responsable de un partido cuyo principal leitmotiv fue 'otra forma de hacer política' -lema que de hecho se Vd. reproduce en el comentario de su blog.
Por eso, por haber creado expectativas, por ser compromiso electoral, a algunos nos parece inadmisible que Gorriarán se adorne con "golems", "golemcitos", "seres descerebrados o entidades al servicio del hombre bajo condiciones controladas pero enemigos de éste en otras" para hablar de compañeros que -como los de San Sebastián- ejercieron su derecho de opinión en una asamblea del partido.
Si sólo fuera ésta la ocasión sería menos grave. El problema es que en Gorriarán es práctica sistemática con quienes disienten. A mí, no sé a Vd., me parece inaceptable.
Saludos cordiales a ambos.
Perdón. En:
"lema que de hecho se Vd. reproduce en el comentario de su blog."
sobra 'Vd.'.
Más saludos.
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